Kizuna Child-Parent Reunion
EFE Spanish article August 26, 2022
EFE, the Spanish news agency, published an article by María Roldán in Spanish on August 26, 2022. It has been picked up by numerous Spanish language websites.
It can be found under this title.
Custodia por secuestro: la cotidianidad de los raptos parentales en Japón
Here is a computer-assisted translation into English and the original Spanish text is also below. If any questions arise, please refer to the original Spanish text.
Custody by kidnapping: the daily routine of parental abductions in Japan
Tokyo, Aug 26 (EFE) - One in six Japanese newborns will lose contact with a parent due to single-parent custody in Japan, where family abductions have cemented a lucrative business with the connivance of the system.
"Nobody wanted to take on my case," Rafael Garcia (not his real name), a Spanish father who has lived in the country for more than a decade and is in the middle of a stormy divorce, told EFE.
Temporary custody of the child is in the hands of his wife, with whom the minor was when the case reached the family court after the unsuccessful negotiations of the mandatory conciliation stage, which he defines as "a scam".
The lawyers, aware from the beginning of the outcome, encouraged him to take the child before the process began or, once it was open, to "lower the bar and sign the divorce", according to his testimony, which has parallels with a multitude of cases that have been repeated for decades.
A BROKEN SYSTEM
Parental abductions in Japan are fueled by a system that prevents parents from accessing abducted children, leading many to call the country "the black hole of child abduction," says E.G., a concerned American father.
Courts benefit the abducting parent or relative (there are also cases involving grandparents) under the "continuity principle" of Japanese jurisprudence, which chooses not to remove the child from his or her current environment, regardless of whether he or she has been previously abducted or the judgments issued in other countries.
"The first abduction is not penalized, it is rewarded with custody", it is a "custody by abduction", summarizes John Gomez, American founder of the Japanese NGO Kizuna Child-Parent Reunion, [who] has been supporting parents in this situation for 14 years.
Non-compliance with the visitation regime is not punishable and access to the child depends on the goodwill of the custodial parent.
This is the case of E.G., who after several years and after giving in to divorce and blackmail, has returned to see his daughter electronically. Rafael feels "privileged", because he sees his son on weekends, but the situation can change without warning and without consequences.
Attempting to take him or approach him without permission would now carry a prison sentence, like the one imposed in 2020 on Australian Scott McIntyre.
Although the cases of international couples are more media-worthy, custody disputes between them account for less than 5% of the total.
OPAQUE BUSINESS AND FIGURES
Parental abduction has cemented a lucrative business in Japan, a taboo but common topic that has literature on the subject and in which lawyers shamelessly promote services that guarantee that the other parent will never see the child again, in exchange for commissions.
The network comes to be nourished by services as necessary as shelters for victims of abuse, which support unduly proven allegations that many parents denounce as false.
There is no official data on parental abduction in Japan, but for years a calculation devised by Gomez has been used as a benchmark.
His tools are national statistics on divorces, children involved in custody proceedings and surveys by non-profit organizations that estimate that 60-65% of divorced parents without custody do not see their children.
On average, some 150,000 children lose contact with a parent each year, one in six births in the last year in Japan, or 3 million people in the last two decades.
GOVERNMENT INACTION
Family courts in Japan date back to 1949 but did not begin overseeing parental custody until 2004.
The country has extensive legislation on parental custody: article 766 of the Civil Code, the child welfare law, the domestic relations procedure law, or the Hague convention on international child abduction (since 2014), but "the judicial system does not follow the law at all," says Gomez.
Not even the shared custody bill sheds light, as it makes this custody, again, subject to agreement between the parents.
Directly involved in some of the steps Japan has taken in this matter, Gómez reproaches the inaction of the Executive and foreign countries, which "reach an objective (their accession/ratification to The Hague, a shared custody law...) and disappear".
On the parents falls a traumatic activism "to do what governments do not want do," he says, to put pressure inside and outside the country so that the debate does not cease and a real solution is reached”.
Because the problem, Gómez points out, is not that parental access is violated, but instead "the human rights of the child to maintain a relationship with both parents," regardless of marital status, and continuing to properly address other important problems linked to leaving the home, such as abuse.
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María Roldán
(c) Agencia EFE
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Spanish text
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Custodia por secuestro: la cotidianidad de los raptos parentales en Japón
Agencia EFE
vie, 26 de agosto de 2022, 4:38 p. m.· 4 min de lectura
Tokio, 26 ago (EFE).- Uno de cada seis recién nacidos japoneses van a perder el contacto con uno de sus padres debido a la custodia monoparental en Japón, donde los secuestros familiares han cimentado un lucrativo negocio con la connivencia del sistema.
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"Nadie quería encargarse de mi caso", dice a Efe Rafael García (nombre ficticio), un padre español residente en el país durante más de una década que está inmerso en un tormentoso divorcio y que permanece en el territorio "secuestrado por la ley japonesa" para ver a su único hijo.
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La custodia temporal del niño está en manos de su esposa, con quien el menor estaba cuando el caso llegó al tribunal de familia tras las infructuosas negociaciones de la etapa obligatoria de conciliación, a la que define como "un timo".
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Los abogados, conscientes desde el principio del desenlace, lo incitaron a llevarse al pequeño antes de que empezase el proceso o, una vez abierto, a "bajar el listón y firmar el divorcio", según su testimonio, que cuenta con paralelismos con multitud de casos que se vienen repitiendo desde hace décadas.
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UN SISTEMA ROTO
Los raptos parentales en Japón están nutridos por el sistema, que previene el acceso de los padres a los menores ya secuestrados, lo que lleva a muchos a calificar al país como "el agujero negro del secuestro de niños", dice E.G., padre estadounidense afectado.
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Los juzgados benefician al progenitor o familiar captor (también hay casos con abuelos) en virtud del "principio de continuidad" de la jurisprudencia japonesa, que opta por no sacar al menor de su entorno actual, sin considerar si ha sido previamente secuestrado o las sentencias emitidas en otros países.
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"La primera abducción no se penaliza, se premia con la custodia", es una "custodia por abducción", resume John Gómez, estadounidense fundador de la ONG japonesa Kizuna Child-Parent Reunion, que lleva 14 años apoyando a padres y madres en esta situación.
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El incumplimiento del régimen de visitas no conlleva sanción y el acceso al menor depende de la buena voluntad del padre custodio.
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Es el caso de E.G., que tras varios años y tras ceder al divorcio y al chantaje, ha vuelto a ver a su hija telemáticamente. Rafael se siente "privilegiado", porque ve a su hijo los fines de semana, pero la situación puede cambiar sin previo aviso y sin consecuencias.
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Intentar llevárselo o acercarse sin permiso ahora conllevaría pena de cárcel, como la impuesta en 2020 al australiano Scott McIntyre.
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Aunque los casos de parejas internacionales son más mediáticos, las disputas de custodia entre ellos son menos del 5 % del total.
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NEGOCIO Y CIFRAS OPACAS
Los raptos parentales han cimentando un lucrativo negocio en Japón, un tema tabú pero común que tiene literatura al respecto y en el que abogados promocionan sin pudor servicios que garantizan que el otro progenitor no volverá a ver al niño, a cambio de comisiones.
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La red llega a nutrirse de servicios tan necesarios como los refugios para víctimas de maltrato, que sustentan denuncias indebidamente probadas y que muchos padres denuncian como falsas.
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No hay datos oficiales sobre secuestros parentales en Japón, pero desde hace años se usa como referencia un cálculo ideado por Gómez.
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Sus herramientas son las estadísticas nacionales sobre divorcios, niños involucrados en procesos de adjudicación de custodia y sondeos de organizaciones sin ánimo de lucro que estiman que entre el 60 y 65 % de los padres divorciados sin custodia no ven a sus hijos.
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La media arroja que unos 150.000 menores pierden el contacto con uno de sus padres al año, uno de cada seis nacimientos en el último año en Japón o 3 millones de personas en las últimas dos décadas.
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INACCIÓN GUBERNAMENTAL
Los juzgados de familia en Japón se remontan a 1949, pero no empezaron a supervisar custodias parentales hasta 2004.
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El país tiene una extensa legislación sobre la custodia parental: el artículo 766 del Código Civil, la ley de bienestar infantil, la ley de procedimiento de relaciones domésticas o el convenio de La Haya sobre la sustracción internacional de menores (desde 2014), pero "el sistema judicial no sigue la ley en absoluto", dice Gómez.
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Ni siquiera el proyecto de ley de custodia compartida arroja luz, pues supedita esta custodia, de nuevo, al acuerdo entre los padres.
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Involucrado directamente en algunos de los pasos que Japón ha dado en este asunto, Gómez reprocha la inacción del Ejecutivo y de los países extranjeros, que "alcanzan un objetivo (su adhesión a La Haya, una ley de custodia compartida...) y desaparecen".
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Sobre los padres recae un traumático activismo "para hacer lo que los gobiernos no quieren", dice, presionar dentro y fuera del país para que no cese el debate y se alcance una solución real.
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Porque el problema, señala Gómez, no es que se vulnere el acceso de los padres, sino "los derechos humanos del niño a mantener una relación con ambos padres", independientemente de la situación conyugal, y sin dejar de abordar apropiadamente otros problemas importantes ligados al abandono del hogar, como el maltrato.
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María Roldán
(c) Agencia EFE
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